top of page

“Para dar un paseo dentro de un sueño,

en el que se realizan los deseos,

entrando a un mundo que nunca viste,

y que obviamente es invisible estando despierto,

antes deberías haberlo soñado”

 

              Inside a Dream

Uno de los recuerdos más vívidos e impactantes que tengo de chico cuando miraba la tele, era un viejo documental en blanco y negro en el que se observaba a miles de chicas y chicos en total estado de histeria (gritando y llorando) en la explanada y terraza de un aeropuerto mirando hacia un avión de donde bajaban cuatro chicos impecablemente vestidos con trajes y corbatas negras.   No entendí bien si esos fans estaban llorando y gritando de dolor o de alegría… pero la escena no la olvide jamás.

Con los años, volví a ver el documental y comprendí que esa masa de gente compartiendo un mismo estado de exaltación absoluta eran fanáticos norteamericanos  de un grupo inglés llamado… (Si hasta aquí no saben cómo se llamaba el grupo, no se merecen seguir leyendo esto, ja ja!)

 

Probablemente ese fue uno de los primeros registros audiovisuales de una manifestación masiva histórica de lo que se podrían llamar “fans” que asistían al primer encuentro en persona con sus músicos favoritos.

Lo notable era que todos esos fans sabían muy bien que Los Beatles no se iban a poner a tocar su música apenas bajaran del avión, eso ocurriría después en un mega concierto (histórico también).  Entonces, ¿por qué fueron a esperar horas y horas al aeropuerto?

¿Por qué los fans tienen siempre tanto interés en una foto o autógrafo con sus músicos favoritos?  ¿Es un recuerdo, es un trofeo, ambas cosas? ¿Qué representan en realidad?

 

Mi conclusión es que fotos o autógrafos representan un encuentro cercano.  Un encuentro en el mismo espacio y tiempo cara a cara con ese artista que tuvo la genialidad de componer música que "lava el alma". 

Un encuentro cercano con un artista de clase mundial por lo general siempre es fugaz; dura menos de 5 o 10 segundos y para ello los fans tienen que esperarlo en el aeropuerto (si adivinan en cual vuelo y horario viene), o en el hotel (si averiguan en cual se queda) o en la entrada o salida de un show (si tienen la suerte de poder ir a uno en su país o en otro, o de vivir en la misma época que existe o da conciertos).  Hasta los encuentros pagados que se pueden hacer en algunos países (Meet and Greet) son breves, en las fotos se ve a los artistas un poco “forzados” a posar con los fans. 

Hay artistas que detestan las corridas y los gritos de algunos fans más interesados en conseguir "trofeos" que acercarse y simplemente saludar.   Posar para fotos sonriendo al lado de un perfecto extraño, muchas veces es difícil para un artista que puede ser una persona introvertida o tímida en público. (Hasta para la gente común puede ser incómodo posar y sonreír para una foto, sobre todo con extraños).

Ante la eventualidad de tener un encuentro cercano (premeditado o casual) con su artista favorito, los fans reaccionan de dos maneras posibles: Parálisis casi absoluta e incapacidad de hablar, o intentar tomar por la fuerza una “selfie” o pedido de autógrafo.  A veces los artistas reaccionan bien y aceptan (o se resignan) a la foto y firman los autógrafos.  Otras veces directamente huyen o espantan a esta clase fans.

Yo soy de los que se quedan paralizados.  Es más; el temor de ser “espantado” por mis músicos favoritos es más fuerte que las ganas de lograr “la foto” o el autógrafo.  Mejor quedarse en el molde y verlos de lejos (o sobre el escenario). 

 

Muchos programas de entrevistas a artistas son pésimos porque el periodista (sobre todo si conoce poco del trabajo musical del entrevistado) hace preguntas que ni al artista ni a sus seguidores interesa.  Porque allá en el fondo de la cuestión, lo verdaderamente importante es “el encuentro” que se produce entre los músicos y sus seguidores, cada vez y todas las veces que los primeros componen y ejecutan sus músicas, y los segundos la disfrutan en el trabajo, en la casa, en la calle, y por supuesto, en un concierto en vivo. 

Gustavo Cerati, uno de los mejores exponentes del rock latinoamericano dijo en una entrevista: "En las horas previas a un show, se me desbordan las ansias de encontrarme con Soda Stereo".  Y el periodista le dice: "Pero si Soda Stereo sos vos".   -"NO; Soda Stereo somos la banda y sus fans, separados no somos nada, el Encuentro lo es todo".

El Encuentro, El Encuentro, EL EN-CUEN-TRO. 

 

Los fans sueñan con conseguir una foto (aunque sea grupal), o un autógrafo (aunque sea en una servilleta o en el antebrazo con un marcador negro y luego correr a un tatuador para inmortalizarlo) porque son evidencias (incluso para los mismos fans) de que ese mini encuentro, aunque fugaz, existió, fue real.  

 

Como aquellos enloquecidos fans de los Beatles, los fans sueñan con el encuentro físico, en persona, cara a cara… pero y luego, qué?

¿Qué tal soñar con lograr tener una breve charla? 

¿Qué tal soñar con hacer el rol de periodistas y preguntarle algunas cosas como si fuera una entrevista de esas que se hacen de pie y al paso del entrevistado? 

¿Y qué tal soñar con algo “insoñable”, como poder hacer la misma entrevista, pero en una mesa tomando algo? 

O bien uno de esos sueños con 40 grados de fiebre: Soñar que compartimos una charla de mesa entre amigos, tomando algo y contándonos "quienes somos nosotros"

Son tipos de sueños que ni los soñamos directamente. Demasiado buenos ni para ser sueños. 

Dejé pasar un tiempo para sentarme a escribir mi versión de una experiencia a la que todavía no le puedo poner un adjetivo que la describa justicieramente.

Hay otras tres versiones de lo que voy a narrar ahora: Una es de Vaucemir Boone y otra es Cristian Thomas.   Ambas son geniales y leerlas y releerlas es "absolutamente fabuloso" (literalmente).  La tercera es una narración en formato audio que Federico Jara grabó para un amigo Pethead que vive en Australia. Imperdibles.

 

Fuimos con mi esposa a Rock In Rio 2017.   La séptima versión de uno de los festivales musicales más importantes a nivel mundial, este año tenía una banda muy especial en el primer día del primer fin de semana del festival.  Los Pet Shop Boys.

El concierto era el viernes 15 de setiembre, y decidimos ir un par de días antes a Rio de Janeiro para pasear un poco y encontrarnos con otros amigos fans a quienes identificamos como "Petheads".   Qué mejor momento, lugar y compañía para hablar hasta el agotamiento de nuestra banda favorita.

El martes 12 ya nos recibió en su casa Vaucemir, nuestro anfitrión que vive en Rio y a la noche nos encontramos con Federico y su esposa Nancy, quienes vinieron directo desde Buenos Aires y paraban en un hotel a solo una cuadra del famoso hotel Copacabana Palace (Donde los Stones hicieron su mega concierto en la playa).   Decidimos entrar a comer a un barcito justo en frente de dicho hotel. El barcito se llamaba “Cabanna”.

El miércoles 13 llegaba Cristian Thomas desde Trelew, Argentina.  Como Cristian es Dj profesional y Pethead, queríamos poner a punto la organización de una fiesta de integración del jueves 14 (día que ya llegaban todos los demás Petheads) esperando el momento supremo de ver a nuestros ídolos al día siguiente.  

 Siempre es emocionante aprovechar cuanta oportunidad exista de poder ver en vivo a dos músicos cuyas músicas en el futuro otras generaciones solo las escucharán en audio o video.  Somos una generación privilegiada, siempre lo digo.

 

A lo largo de toda la playa de Copacabana hay como 50 barcitos muy lindos donde se puede ver la playa y el mar de un lado, y una gran avenida con filas de edificios y hoteles del otro lado.  Esa noche del 13 de setiembre, como punto de encuentro volvimos a elegir al barcito Cabanna.   Como Vaucemir quería que conozcamos la enorme variedad de lugares espectaculares para comer, nos sugirió ir a un bar llamado “O Pavao Azul”, pero el Cabanna nos quedaba cerca, y además tenía un “yo no sé qué”, que nos atraía a volver a ir allí esa noche.

Llegamos todos juntos al Cabanna con Vaucemir, su perrito "Teddy", Federico y Nancy quienes luego fueron a buscar a Cristian al hotel a una cuadra.   Fue un día largo de paseos y estábamos todos muy cansados, la idea era juntarnos y comer algo un rato para dormir temprano. 

Mientras esperábamos que vuelvan, Vaucemir toma su smartphone y entra a las redes para seguir invitando a la mayor cantidad posible de petheads para la fiesta de integración de la noche siguiente, en otro barcito ambientado para Rock In Rio ubicado a unos 1500 metros de donde estábamos en ese momento.    

Sin levantar la vista de su smartphone me dice: “Javi, que lindo seria que mañana mientras hacemos la fiesta, pasen por enfrente Neil y Chris y se bajen un momento a compartir con nosotros”.  Con un poco de compasión le contesto: “Claro! ¿Por qué no?” (Si total soñar con que se aparezca tu artista favorito en el lugar donde estás no cuesta nada) 

En eso, volteo a ver si estaban volviendo nuestros amigos, y veo en la barra nada menos que a Pete Gleadall, ingeniero de sonido que acompaña hace varios años a los Pet Shop Boys.   Una sorpresa inesperada realmente, pese a que es normal verlo siempre paseando solo y dispuesto a saludar a fans y tomarse fotos con ellos.   Verlo a Pete ya fue de por si emocionante, por lo que representa como músico y además como parte de EL grupo de música más importante para nosotros.

Tomamos coraje y vamos con Vaucemir a saludarlo.  Muy amablemente, aceptó conversar y tomarse un par de fotos con nosotros y yo aprovecho para decirle: "Para mí y muchos más, Usted es el 3er. Pet Shop Boy".   Me dice “oh! ¡Muchas gracias!” con humildad y modestia.  Nos despedimos y lo dejamos, emocionados por la experiencia.

Un rato después, llegan Federico, Nancy y Cristian quienes también van a saludarlo y tomarse un par de fotos.  Igual respuesta jovial también.   Un detalle: A Pete ninguno de nosotros le preguntó "por sus jefes".  Asumo que como un tácito gesto de respeto de nuestra parte por mostrarse tan cordial y amable. 

Los cinco nos sentamos en una mesa ubicada justo del lado de la vereda.  El barcito tenía una cocina y barra en forma de construcción circular, así que del otro de la misma había varias mesas de las cuales no teníamos visibilidad desde nuestro lugar.  

Estábamos comentando sobre la tremenda casualidad de encontrar a Pete Gleadall justo frente al Hotel Copacabana y en eso Federico se pregunta: “¿Será que están los PSB alojados también en ese hotel?”   Y antes de seguir especulando, Nancy mira hacia la avenida y con los ojos como platos dice “MIREN QUIENES ESTAN CRUZANDO HACIA AQUI!!!” 

 

En esos segundos que tardaban en cruzar la avenida y los vemos acercarse, automáticamente cual máscaras de oxígeno de los aviones, caen sobre nuestras cabezas estas preguntas: “Y si nos acercamos a saludarlos?” “Será que nos recibirán amablemente o los guardaespaldas nos espantarán?”  Temblores, escalofríos… el probable beneficio de ser bien recibidos versus el probable costo de ser espantados, por ellos o por sus guardaespaldas… decisiones, decisiones...   La fresca y marina noche carioca se puso helada de golpe.

La conmoción eléctrica entre los 5 petheads alrededor de nuestra mesa se podía medir con un téster.  Estaban acercándose allí, en el mismo espacio, en el mismo tiempo.    No hacía falta hacerse la típica pregunta que se hacen los fans: “Donde estarán ahora?” “Qué estarán haciendo?”   En ese momento teníamos las respuestas precisas a esas preguntas. 

Llegan, saludan a Pete en la barra y… entran a “nuestro” barcito!!!

Por suerte la única mujer del grupo, Nancy, toma la iniciativa y salta como un resorte de su silla y estando de pie nos notifica con convicción: “yo voy a saludarlos”.   En principio la frase me sonó igual que quien diría “voy ahora a saltar en paracaídas o meterme en la jaula de esos leones a ver qué pasa”.  No tuvimos tiempo de reaccionar ni contestar, ya se estaba yendo directo al encuentro de ambos.

Hizo exactamente lo que dijo: Mientras entraban, les dio alegremente la bienvenida, mostrándoles el diseño del álbum “Discography” que tenía estampado en la remera, como una suerte de identificación,  gesto que el propio Chris Lowe festejó con una sonrisa de admiración.   (Empezamos bien)

Federico y Christian decidieron acompañarla en la aventura y Vaucemir hace lo mismo, pero descubre un pequeño y cuadrúpedo detalle en su regazo.  Se pone de pie igual y me pasa a Teddy cual pelota de rugby y me pide que lo ataje mientras van todos a saludarlos.

Hago una evaluación rápida de la situación: “Que vayan, que exploren el terreno.  Si vuelven con buenas noticias, voy yo”.  Me hago cargo de la custodia de Teddy y a esperar.  Para agregarle dramatismo a la situación, se habían instalado justo en una mesa que desde nuestro lugar no podíamos ver porque nos tapaba la visual la barra y cocina.

Intentando ver algo, me moví de lugar con Teddy en brazos y solo los veía a mis amigos, charlando y saludando a los que estaban en la mesa.  Antes de dos minutos los veo volver con unas enormes sonrisas de alegría, muy contentos por la amable recepción, así que le devuelvo a Vaucemir a su perrito y les digo: “VOY” (Solo) emprendiendo el camino a paso firme. (Tenía que aprovechar la adrenalina, si dejaba pasar un minuto, no habría paso firme, de hecho, no habría ni pasos…)

Definitivamente esa construcción de pared circular de la cocina y barra le daba un toque adicional de suspenso a la experiencia de ir haciendo una curva caminando a ciegas esos interminables pocos metros hacia ELLOS, porque era como ir desde “el lado oscuro de la luna” donde quedaba nuestra mesa. 

Pensaba que su mesa estaría más lejos y que eso me daría chances de calcular por última vez la estrategia de “abordaje”, pero en un segundo me doy cuenta de que estaban allí a la vuelta nomas, a un paso y  !A centímetros!  (y yo que me consideraba afortunado de haberlos visto anteriormente en shows a unos pocos metros…)   

 

Escaneo visual rápido: Mesa cuadrada pequeña, Chris a la izquierda, Pete en la cabecera y a Neil a la derecha.  Dos guardaespaldas ocupaban otra mesa al lado y charlaban distendidamente.   Tipo Terminator, abro un menú mental de acciones alternativas y elijo sobre la marcha la estrategia del mozo que se acerca a ofrecer algo a gente que está charlando en una mesa esperando no ser molestada. (Ni por los mozos)

Encontraba divertida la mezcla de adrenalina (terror) con endorfina (gozo) que me invadía en ese preciso instante, porque era más alta la dosis de endorfina y en la cara se me había dibujado una sonrisa de hormigón armado, así que allá fui:

“Buenas noches, disculpen” (actitud de mozo a punto de ofrecer algo, mirada recorriendo a los tres, tipo regadera, usando todos mis recursos conocidos y desconocidos para aproximación a un público que no me conoce)

Me agacho un poco y pongo una mano en el hombro a Chris Lowe -quien me mira con sorpresa y cara de “Que pena que no tengo mi casco a mano”- y la otra mano en el hombro de Pete, quien escuchaba a Neil que animadamente le estaba contado algo, pero al verme se detiene para mirarme, así que aprovecho: 

“Solo quiero decirles que soy un seguidor de ustedes desde que iniciaron hace más de treinta años, y quiero darles las gracias por haberme acompañado todos estos años: Gracias, GRACIAS, GRACIAS!!!”

 

Neil me sonríe y me dice “You are welcome!”.   Chris asiente también y vuelve a su natural posición de mirar el horizonte en absoluto silencio.

Así que me animo, y hablo un poquito más: “Justo le acabo de decir hace un rato a Pete (mi amigote, ja ja) que, para mí, él es el 3er. PSB”.   Neil se ríe y le dice a Pete: “Wow, qué honor!!!”

Pete se ríe también y hace un gesto de “Este es un exagerado jefe, no le haga caso!”


Ya terminaba MI autoimpuesto minuto, así que lanzo la última frase: “No les molesto más, nuevamente muchas gracias, Adiós!” y me voy de vuelta a la mesa.  

La palabra “Gloria” solo es una palabra hasta el día en que es vivida y ahí se puede comprender su significado completo, profundo, real.  Es una experiencia, es un estado, es una consecuencia que tiene como causa un Encuentro. EL encuentro.

Vuelvo a la mesa.  Estábamos todos completamente eufóricos.  Un encuentro cercano, soñado, nos recibieron bien, nos dejaron saludarlos, qué maravilla!

Entonces, me pongo solemne y les digo “chicos, este fue el MEJOR momento de mi vida como fan PSB; estoy feliz, pude decirles algo que tenía guardado hace 32 años. NADA, ABSOLUTAMENTE NADA PUEDE HACERME MÁS FELIZ”.    Terminé de decir esa frase cuando ahora lo veo a Vaucemir con los ojos como platos mirando al frente y haciendo señas con la mano a alguien, Christian diciendo en voz baja pero gritando: (si, ahí descubrí que se puede hacer eso) 

“NEIL ESTA VINIENDO PARA AQUI!!!”

- “¿QUEEEEEÉ?”

Pasan 2 milisegundos y desde el otro lado de la famosa pared circular, lo vemos asomarse a Neil Francis Tennant a paso tranquilo hacia nosotros.   Otra causalidad: En nuestra mesa doble de 6 personas solo estábamos 5.   Había un lugar libre ubicado justo a mi derecha en la cabecera, así que rápido como un rayo me pongo de pie y le ofrezco una silla, y todos los demás de pie de un salto también. 

Neil se acerca sonriendo con una gran copa de vino blanco en la mano y nos dice “Salud Rio de Janeiro!” y la extiende hacia nosotros para brindar… 

Estábamos tan atontados que por un instante tratamos de recordar en ese momento que era lo que teníamos que hacer cuando alguien nos extendía una cosa de vidrio llamada “copa” con una bebida en su interior… como zombies miramos buscando para abajo en la mesa sin saber bien si lo que teníamos que agarrar eran nuestros vasos,  un plato o un pedazo de mesa en ese momento…para brindar con… El. 

Alzamos los vasos y los chocamos suavemente con la copa del autoinvitado a nuestra mesa.  Sonreía, contento, relajado, como feliz de encontrarnos.

Habíamos brindando con Neil Tennant.  

¿¿¿HABIAMOS BRINDADO CON NEIL TENNANT????

Estado del grupo: Shock sobre shock.

Post brindis, se sienta y como un improvisado anfitrión, nos hace un gesto para que todos nos sentemos también (si nos pedía que hiciéramos una carrera hasta el mar ida y vuelta, lo hacíamos sin problemas)

Arranca diciendo:

- “Vengo a pedirles DISCULPAS porque la organización de Rock In Rio solo nos permite una hora de actuación, no nos permiten hacer el show completo”

Nos miramos todos con cara de “Espera un poco, ¿QUIEN está sentado aquí pidiéndonos DISCULPAS????”

Por supuesto, en ese momento podía habernos informado que tocarían una sola música en el concierto, lo que nos daría exactamente lo mismo… por lo que le dijimos en coro que ni se preocupe por eso… (Por lo menos para nosotros, ya estaba pagado el pasaje, el concierto, hotel, todo!)

Nos comenta que hacía unas horas que habían llegado desde Londres y que estaban súper cansados, pero que igual querían salir a tomar fresco un rato antes de ir a dormir.  Bien que al terminar de decir esto, pudo habernos saludado nuevamente y marcharse a descansar, pero empieza a hacer algo inusitado: Nos empieza entrevistar, uno por uno.

Comienza por la dama que estaba a su derecha y le pregunta: “De donde son?” y Nancy le responde con otra pregunta: “¿Is this REAL???” como tres veces hasta que finalmente le contesta que venían de Argentina, agregando que cuando tenía 15 años estaba enamorada de Neil, a lo que Neil sonriendo le da una palmadita en la espalda como celebrando de manera cómplice la confesión.  Entonces Nancy rápidamente le aclara que ahora estaba casada con Federico, como diciéndole: “Perdiste tu oportunidad” y todos nos reímos mucho.  (Con los nervios y la exaltación a tope es más fácil reírse había sido). 

Federico, el siguiente entrevistado, le muestra orgulloso su antebrazo con las siglas “N.T.” que Neil le había firmado hacia casi un año en Buenos Aires y que rápidamente llevó a un tatuador para que lo fije para siempre. Neil se ríe y le dice “Qué loco estás”

Luego sigue con Vaucemir, el único “local” en la mesa, quien le cuenta que vive en Rio de Janeiro y en Copacabana.  Justo estaba un cantante tocando en vivo en el bar, y Neil  dice que les resulta fascinante la música brasilera, que les dio inspiración para varios temas de su disco Bilingual, entonces Cristian le invita a Neil a que cante algo y Vaucemir se pone a canturrear en voz alta el coro de la brasilerísima “It always comes as a surprise”, gesto que Neil celebra casi aplaudiendo y le dice; “ese tema es precioso, cuando lo estábamos grabando, George Michael que estaba en un estudio de grabación al lado del nuestro, cruzó y nos pidió que lo toquemos una vez más, estaba encantado”

 

Después Vaucemir comenta que “Being Boring” es una de las favoritas en Brasil, y Cristian le pregunta si es cierto que la van a agregar al setlist del show del viernes, a lo que Neil responde que es complejo técnicamente incluir o modificar orden de temas debido a la sincronización con luces, videos, etc.    Cristian entonces le dice que la cante “a cappella”, Neil se ríe divertido y canturrea:

“'Cause we were never being boring,

We had too much time to find for ourselves…”

y termina de nuevo sonriendo.  Me pregunté para mis adentros si esto contaba como un “micro concierto” y la respuesta fue: SI CUENTA.

Como a todos les hacia la misma primera pregunta, cuando llega a Cristian este le dice: “Soy de la Patagonia Argentina”.   Entonces Neil le dice “Patagonia? Hay muchos descendientes de galeses allí”  “y bueno”, le dijo; “Yo soy”.   Le pregunto su nombre y apellido, en fin, se tomaba su tiempo para conocernos a todos.

Hasta que finalmente llega a mí, el último de la mesa.

Me mira y me pregunta: “y vos de dónde sos?”

Le dije “Soy de Paraguay” y me contesta; “Pe ereguey! Creo que estuvimos un par de veces allí” y le digo: “No, solo una vez hasta ahora”. (La esperanza es lo último que se pierde).

 

Y como termina la ronda preliminar de presentaciones, arranca un dialogo cruzado con todos.  Tomándose su tiempo con nosotros para preguntar, escuchar, re preguntar…

Yo lo miraba, sentado a mi derecha como si fuera un viejo amigo que nos vino a saludar, tranquilo, alegre, y pensaba: “Esto no está pasando, esto no está pasando… Neil Tennant nos está entrevistando, está charlando con nosotros…”  Tenía razón Nancy… “is this real?”

 

Después nos cuenta que estaba leyendo una nueva biografía de David Bowie (uno de sus ídolos de la adolescencia).

Yo trataba -sin éxito- de recordar las 2000 mil preguntas y 5000 comentarios que siempre le quise hacer.   En ese momento ni me acordé de decirle por ejemplo que viajé hasta Edimburgo a una universidad a un simposio de 2 días sobre la obra de ellos, que luego pasé a conocer Newcastle, su ciudad natal y recorrí como si fueran museos los lugares de Londres que pasan en el documental “A life in Pop”, que cree una página web para traducir sus canciones al idioma español o que diseñé yo mismo todas las remeras que estábamos usando esa noche (Vaucemir tenía puesta la primera remera que diseñé en 2007).   Tampoco le pregunte que se sentía ser el mejor musico de la historia, pero creo que todo eso ni falta hacía decirlo en ese momento!

Estaba en ese proceso de intentar recordar para retomar la conversación, escuchando lo que comentaban los chicos y lo que les respondía, cuando percibo que había una copa de vino fuera de lugar, y me pregunto: “¡¿Quién dejo esa copa de vino justo frente a EL?!!!”   Así que tomo la copa y la re ubico casi en el medio de la mesa.  Entonces Neil, como si se tratar de una pieza de ajedrez, toma nuevamente SU copa y la acerca otra vez y me mira con cara de “Deja en paz mi copa”.

 

Por suerte la mezcla de endorfina y adrenalina que me tenían bien anestesiado, evitaron que me avergüence de la metida de pata monumental que había cometido… 

Entonces nos pregunta: “¿Qué tal los problemas de inseguridad en las calles?”  No dudé en contestarle en el acto: “Aquí tiene 5 guardaespaldas, lo acompañamos adonde quiera”

-  “Muchas gracias, ya tenemos”

 

En un momento dado, nos quedamos todos por un segundo “sin temas”, en esa fase del cerebro que está procesando todo a mil km por hora y “no sale nada”, creándose ese instante que suele preceder al fin de un encuentro (Que no queríamos que ocurra, si era por nosotros seguíamos allí con él hasta el amanecer)  Así que rompo el silencio con lo primero que se me ocurre y le pregunto: “¿Quiere comer algo?”

- “Oh, no, gracias, estoy lleno!! (Se agarra la panza).

 

Federico aprovecha y pone las manos en señal de oración y le pregunta con cara de nene bueno: “¿Podría ser una foto con el grupo, por favor?”   (Tono de “porfavorcito diga que siii???”)

Gesto de “entiéndame por favor”: “Ay chicos, reglas son reglas.  Si me tomo una foto con ustedes, otros fans de otras partes me van a exigir y reclamar también”.  

Todos al unísono: “Ok, era solo una preguntita” (cambiemos de tema).   Más tarde le decía a Federico que ese tanteo nos permitió a todos dormir con la conciencia en paz.  De lo contrario nos hubiéramos preguntado de por vida: “¿Y si le pedíamos la foto y nos decía que si?”    Más que para mostrarla como un trofeo, la queríamos como prueba para nosotros mismos de que no fue una alucinación colectiva lo que nos estaba pasando.

En eso Neil mira su copa y observa que está casi vacía.  Se pone de pie, todos como resortes de pie también y extiende nuevamente su copa para brindar -otra vez- con nosotros, toma su último trago y nos dice “Disfruten el show, pásenla bien” gira sobre sus talones y se va a su mesa. 

“Pásenla bien”

Pasarla bien… acabábamos de vivir los 15 minutos más felices y espectaculares de nuestras vidas como fans… ¿Cómo podríamos pasarla MEJOR que ese momento?

Mientras lo veíamos cruzar de vuelta a su hotel con todo su equipo, en mi cabeza sonaba una parte de la canción “Was that what it was” donde dice “I dont need any more in my life…” 

En Copacabana, Rio de Janeiro Brasil, la noche del 13 de setiembre de 2017 fuimos cinco afortunados que estuvimos… Inside a Dream.

ENCUENTRO CON NEIL TENNANT EN COPACABANA
bottom of page